Siempre
le habían dicho que cuando se enamorase sentiría mariposas en el estómago.
Ahora que conocía esa sensación, su
entorno se había transformado en un mundo ideal, lleno de alegría y
satisfacciones. Sabía que era su media naranja, con quien quería pasar el resto
de su vida, sin embargo algo en su interior le hacía temer el momento en que
con él descubriera el sexo.
La
dulzura de su novio no evitaba que al ver su aspecto rudo e imponente, Bella se
sobrecogiera cada vez que pensaba en lo que Bestia pudiera tener debajo de los
pantalones.
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